Arquitectura y pintura.
Xisco Fuentes empezó pintando arquitectura. Sus dibujos eran
exactos a la realidad de unas obras construidas, y de una arquitectura
para construir. Así empezó Xisco a mirar ese entorno donde
se encontraba, ese mundo que le rodeaba. Una línea, una sombra...
objetos que capturaba de la realidad. Objetos inanimados,
pero que tenían una relación con el hombre evidente. Eran
lugares de residencia, de vida y actividad humana. Y de ahí,
al hombre, Xisco Fuentes pinta arquitectura con realismo y poesía,
la arquitectura de un lugar, la arquitectura de un entorno, de una vida.
También la arquitectura industrial, la que tuvo vida. Xisco Fuentes
descubre y le fascina la arquitectura industrial, aquellos impresionantes
objetos que ha creado y utilizado el hombre. Con ello, Xisco Fuentes
se acerco a los vagones, viejos tinglados, vagonetas abandonadas...
del Ferrocarril.
También a esos rincones que la ciudad ha ido olvidando y que
los nuevos centros han ido desocupando. Esos barrios heridos, chimeneas
paradas, pequeñas y modestas cajas, tremendamente personalizadas.
Y las convirtió en potentes y enormes objetos de bodegón
-naturalezas humanas muertas- de donde la presencia del hombre se mide
en su ausencia.
Desde esta escala grande, a lo minúsculo: los insectos
que los pinceles de Xisco Fuentes han hecho inmortales insectos capturados
por la pintura.
Una completa colección de etnografía y pintados sobre
fondos texturados, de colores manchados y reales. El microscopio ha
rescatado, una vez más, a lo más humilde ... de la realidad.

Quique aguantando Sa Societat.
Expo Calviá 1996
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Entonces se produce un nuevo salto, al encontrar su lugar
de origen y las gentes de su lugar, los retratos de esos protagonistas
de la vida cotidiana irrumpen con fuerza en una pintura que ya ha alcanzado
un gran madurez. Son las líneas, surcos en los rostros, el tiempo
que ha dejado huella, las interioridades que expresan esos hombres y
mujeres de nuestro pasado-presente. La pintura sirve aquí de
análisis y refl exión ante las últimas preguntas.
En todo ello, dominio de la técnica y realismo. Pero no un realismo
mimético o fotográfi co que intenta engañar al
observador ofreciéndole una ventana, como han hecho grandes pintores
de todos los tiempos. El realismo de Xisco Fuentes es rabiosamente moderno,
lleno de complicidades y sutiles juegos de doble sentido. Un realismo
con textura y materia que descomponen fragmentos del cuadro en gestos
abstractos. Un realismo conseguido desde la abstracción.
Todo un reto. En cada una de sus obras vive una inquietud, una refl
exión, una pregunta ¿qué sentido tiene...? y así
el pintor va rescatando y conservando una realidad, desde una escala
u otra.
Arquitecturas con nombre, singulares, identifi cadas, como el ayuntamiento
de Palma, Cort o la vista de Santa Clara emergiendo entre muros, arquitecturas
y jardines de la ciudad, la potente catedral de Palma, que personaliza
y potencia el poderoso alzado de la ciudad desde el mar, con sus líneas
y volúmenes a arbotantes y arquitecturas fragmentadas... es embajadora
de lujo de esta soñada ciudad. Pero también la ciudad
se reconoce en esos barrios interiores, incluido el barrio chino, de
fuerte personalidad, que los pinceles de Xisco Fuentes han rescatado
de la piqueta. Y del olvido.
Rincones auténticos de la ciudad que es marketing y la sociedad
de la apariencia no pueden enseñar, pasados modestos
de los que la ciudad se avergüenza.
Guimerá le dio la libertad de expresar rincones modestos a Xisco,
sin necesidad de aparentar carpinterías rotas, cristales perdidos
y rincones silenciosos toman protagonismo. También la carpintería
y los despieces, balconadas o cristales emplomados fueron protagonistas
en Cort. La potencia de ese edifi cio podría concretarse en su
poderoso alero. Frontones y pilastras, escudos y demás trabajos
en la piedra de su fachada harán el resto. Fuerza, dignidad y
orden que contrastan con la otra fuerza de la imagen del barrio chino,
donde el desorden marca sus propias pautas y sintonías. Aquí
la vida se está extinguiendo, como en un enfermo desahuciado,
la arquitectura y la ciudad sufren ese mismo dolor y desolación...
y los pinceles de Xisco, se compadecen. Y de pronto, Manolo el cartero
de Sa Calatrava, lleno de vida e inmediatez. Es cierto que aquí
el retrato está vivo y nos observa. La ropa tendida
en Son Gotleu es otro bodegón. El hombre está, pero se
ha ido. La presencia por la ausencia. Toda ella se mueve y baila al
son de una suave brisa... así se va secando y creando.
Minianturas y arquitectura son pequeños acentos y llamadas de
atención hacia fragmentos, restos, detalles y singularidades.
Entre ellos esa curiosa estereotomía en la piedra de la pequeña
ventana de ventilación del nuevo de la catedral que diseñó
Gaudi, la grandeza en su modestia.
Los objetos del baratillo han estado en nuestro camino en alguna ocasión.
Cubos de latón, garrafas de vino protegidas de cesta, vidrios,
neumáticos, etc... También nos resultan próximas
las macetas de Doña Bárbara.
A Sa Guerreria le dedica Xixco una mirada especial. Retomando su buen
hacer de cartógrafo y su mirada de pintor, nos recuerda su volumetría
fragmentada y vibrante, su gran plaza vacía, su solitaria chimenea.
Alzados de casas de lotes minúsculo, acabados diferentes, balcones
individualizados. ¡Que sentido vital transmite tanto silencio
y abandono!
Tejados humildes y tejados poderosos: la Seo de Mallorca emerge desde
los tejados de la ciudad. De ellos surge y a ellos protege los interiores
del Hostal nos sobrecogen; la vista desde el interior a la escalinata
del jardín en Raixa, también.
Fábricas que ya se han derribado vagones que ya no circulan algunos
incluso de madera, máquinas de vapor y rodamientos, silenciosos...
constituyen algunos de los momentos de esa especial mirada de Xisco
a la arqueología industrial.
El corazón de un raíl se convierte en protagonista.
Palomares, tejares o el modesto botiquín de la Estación,
también.
Viejas centrales térmicas, cimenteras, fábricas o chatarra
de coches son analizados desde la mirada del pintor, saliendo de su
anonimato.
Pero la vuelta al pueblo es algo diferente, junto a las vistas de Nerpio
desde el molino, con arquitecturas hermanadas, en sintonía y
paz con el entorno. Xisco pinta la plaza del pueblo y los vecinos que
la transitan. Su acercamiento a las gentes del lugar es de total entrega.
Sus rostros y ocupaciones-como su abuela Francisca concentrada en su
labor-pasaran a engrosar esa ya larga y nutrida obra del pintor que
analiza, interpreta y recrea la realidad que le desborde. Cándido,
su tío, aparece rodeado de cestas y arpilleras, rodeado de capazos
y esfrascado en su trabajo. Aquí la arquitectura pierde protagonismo
para dar paso al ser humano. Sus inquietudes, ocupaciones y afi ciones
se transmitirán desde estos lienzos llenos de color y realidad,
al espectador. El rostro de Antonio de la Marcela sobrecoge. No se queda
atrás José María el Molinero. Sus arrugas y surcos
expresan cada una de la jornadas dedicadas a la labor. Y sus horas dedicadas
a vivir. Son rostros expresivos, concentrados, inquisitivos. La Manuela,
de porte y empaque poderoso, no se queda atrás.
Balcón azul, puerta azul, ventana amarilla, granjas,... el banco
de las batallas... son chispazos e impresiones de una fuerte realidad
que ha cautivado al pintor y a quien se deje llevar por ese mundo de
sugerencias y emociones que nos propone.
El cura de Sineu y los romeros de la ermita, nos devuelven a la realidad.
Y los rostros de Carmen y Marta, desde su escueta pintura nos cautivan.
Y a Xisco, le cautivó Sigüenza. Su mirada y refl exión.
Su acercamiento e interpretación de la ciudad ha sido el resultado
de un largo camino de experiencia y buen hacer en el ofi cio y en la
creación y la emoción que la ciudad transmite y un espíritu
sensible como el de Xisco Fuentes, ha sabido captar.
El resultado, ahí está. Arquitecturas silenciosas y poderosas,
pequeños detalles y rincones, fábricas y ofi cios... la
fuerza de Sigüenza, interpretada en la música de la pintura
de Xisco Fuentes. Poco queda que decir... hay que dejarse llevar y saber
escuchar.
Carlos Clemente San Román
Arquitecto Universidad de Alcalá
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